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Para Peña, el secreto de los Rays es la camaraderí­a

ST. PETERSBURG, Florida (AP). Carlos Peña fue una especie de nómada en las Grandes Ligas. Durante seis infructuosos años y con cinco equipos, el dominicano no encontraba la forma de cumplir con la inmensa expectativa en torno a su figura cuando debutó en el 2001.

Todo cambió al incorporarse a los Rays de Tampa Bay en el 2007, con un contrato de ligas menores que asomaba más bien como su última oportunidad para alzar vuelo.

"Aquí­ encontré el paraí­so", declaró Peña el martes en la ví­spera de la primera Serie Mundial en la historia de los Rays. "Finalmente encontré un lugar para sentirme a gusto, un ambiente diferente y con camaraderí­a. Me sentí­ feliz por primera vez, como cuando era un niño en las Pequeñas Ligas".

Lo curioso es que el primera base dominicano de 30 años se está refiriendo a una temporada en la que los Rays fueron últimos en la división Este de la Liga Americana, con un récord de 66-96.

Pero es que Peña ya intuí­a que algo especial se estaba fraguando en Tampa Bay.

Lo demás es harto conocido. Con sus 46 jonrones y 121 carreras impulsadas, el quisqueyano fue seleccionado como el jugador con mejor repunte en el 2007 y figuró noveno en la votación para el más valioso de ese año.

La de Peña es la clásica historia con final feliz tras las frustraciones en sus primeros pasos en las mayores.

Con más pena que gloria, saltó por los Rangers, Atléticos, Tigres y Medias Rojas. Incluso fue contratado por los Yanquis, pero éstos perdieron rápidamente el interés y ni siquiera pudo tener turnos al bate con Nueva York en el 2006.

Su 2008 fue más modesto, al venir de menos a más en su producción. La misma no dejó de ser excelente al compilar 31 jonrones y 102 impulsadas, en su primera campaña tras firmar un contrato de tres años y 24 millones de dólares.

Peña no es el único jugador en despuntar su carrera en Tampa Bay, y mencionó los casos del receptor venezolano Dioner Navarro y el pitcher abridor Matt Garza.

Tercero al bate en una alineación cargada de peloteros jóvenes, Peña se ganó la condición de lí­der con su experiencia y personalidad jovial.

"Es un tipo humilde", declaró el manager de los Rays Joe Maddon cuando le preguntaron sobre la clave para el éxito de Peña. "Nunca deja de pensar positivo".

Eso fue lo que hizo cuando los Rays perdieron dos juegos consecutivos ante los Medias Rojas de Boston y parecí­a que el banderí­n de la Liga Americana se les escapaba.

Peña no titubeó en recordarles a sus compañeros que sólo necesitaban ganar un partido más, insistiendo en su filosofí­a de que hay relajarse ante la presión.

"Hay que pensar sólo en el preciso momento, en el pitcheo que te toca batear y más nada. Cuando uno sale a jugar tranquilo, pues las cosas te salen bien", declaró Peña, quien en los playoffs batea para .333 con tres jonrones y ocho remolcadas.

También es poseedor de una notable paciencia en el plato y este año negoció nueve pasaportes con las bases llenas, la máxima cantidad en las mayores desde 1957.

FUENTE: Agencia AP

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