PRUSZKOW, Polonia (AP). La rotación es fenomenal. El bullpen luce capaz. Los bates infunden temor. Sí señor, todas las piezas están servidas para que los Cachorros de Chicago ganen la división Central de la Liga Nacional por tercera vez consecutiva.
El mejor ejemplo fue lo ocurrido el año pasado. Todo parecía salirles a pedir de boca. Lideraron su división durante 151 días, además de ganar 97 partidos.
En Chicago se hablaba de una cita con el destino por ser el año del centenario del último campeonato, pero nada que ver. Los Dodgers de Manny Ramírez se encargaron de mandarlos expeditamente a casa, de la misma forma que los Diamondbacks de Arizona lo habían hecho hace un año.
Nuevamente, Alfonso Soriano y Aramis Ramírez se desaparecieron del mapa al ser anulados por completo.
"Me sentí como si un camión de carga me pasó por encima", afirmó el manager Lou Piniella sobre el desconsuelo de la barrida en la primera ronda. "Ni por un momento me imaginé que algo así iba a pasar".
Incómodo por un récord personal de 0-6 en la postemporada en los dos años que lleva con los Cachorros, Piniella se abocó a encontrar los correctivos para evitar otro fracaso.
Uno de los mismos es darle más respiro a los titulares, considerando que es el equipo con la mayor cantidad en horario diurno en las mayores.
También se esforzaron en atar algunos cabos sueltos en su alineación.
Lo primero que hicieron fue renovarle el contrato al pitcher Ryan Dempster, luego de ganar 17 partidos. Incorporaron el bate izquierdo que buscaban desde hace tiempo al fichar al polémico Milton Bradley, asignado para patrullar el jardín derecho.
El japonés Kosuke Fukudome ahora jugará en el bosque central, alternándose con Reed Johnson.
Pese a la salida de Kerry Wood, el bullpen debe mantenerse a flote con el dominicano Carlos Mármol en el puesto de cerrador. Si Mármol no lograse responder, entonces cuentan con la alternativa de Kevin Gregg, adquirido de Florida.
El gran pilar del equipo es su rotación, posiblemente la mejor en su división.
Su baza principal es Carlos Zambrano (14-6, 3.91). Aunque lanzó el primer juego sin hits de la franquicia desde 1972, el venezolano tuvo un año relativamente irregular.
A Zambrano le sigue un trío conformado por Ted Lilly (17-9, 4.06), Dempster (17-6, 2.96) y Rich Harden (10-2, 2.07), éste último adquirido como respuesta a los Cerveceros de Milwaukee cuando sus rivales de división obtuvieron a CC Sabathia. La diferencia está en que Sabathia desertó como agente libre y Harden sigue en Chicago, aunque tiene como suplicio ser propenso a lesionarse.
La última plaza será ocupada por el zurdo Sean Marshall (3-5, 3.86 en siete aperturas).
Detrás del plato contarán con el puertorrriqueño Geovany Soto, quien en su primer año completo se convirtió en el primer novato en ser seleccionado como titular para el Juego de Estrellas. También se llevó el premio al mejor novato de la Nacional.
Tras siete campañas bregando en las menores, Soto no desaprovechó la oportunidad de estar con el equipo grande al destaparse con su promedio al bate de .285, con 23 jonrones y 86 impulsadas. Son números que no reflejan sus dotes para guiar a los pitchers.
"Es para lo uno que se esfuerza. Uno debe estar listo para cuando te llega la oportunidad", declaró Soto al iniciar la pretemporada. "Fue lo que hice".
En infield los principales artilleros son el inicialista Dereek Lee (.291, 20, 90) y el antesalista dominicano Ramírez (.289, 27, 111). La dupla en el medio cuenta con dos buenos bateadores de contacto, como el versátil torpedero Ryan Theriot (.307, 1, 38 y 22 robos) y el segunda base Aaron Miles (.317, 4, 31).
Aunque dejó una deuda en los playoffs, el dominicano Soriano (.280, 29, 79 y 19 robos en 109 juegos) es una garantía de aporte ofensivo desde el bosque izquierdo.
Soriano sigue como el primero al bate, pero Piniella se ha planteado la posibilida de darle ese puesto a Theriot.
En su primer año tras emigrar de Japón, Fukudome (.257, 10, 58) arrancó como tromba hasta que los pitchers descifraron sus debilidades en el plato y sus números descendieron estrepitosamente.
Su cambio al bosque central fue para facilitar que Bradley juegue en el derecho y tendrá la obligación de demostrar que su declive no va a ser constante.
Bradley (.321, 22, 77 con Texas) es un bateador ambidiestro que le dará otra dimensión a la ofensiva.
FUENTE: Agencia AP