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El béisbol se populariza en todo el mundo

ROTTERDAM, Holanda (AP). En un gesto caritativo, los Yanquis de Nueva York enviaron una carta al equipo Neptunus de Rotterdam, prometiendo que les obsequiarí­an gorras de béisbol y "una máscara usada de catcher, en buen estado".

Era el 16 de julio de 1947, cuando Neptunus jugaba todaví­a béisbol con uniformes de fútbol, incluidos los pantaloncillos cortos.

Medio siglo después, el equipo holandés completó su parte en ese canje. Envió a los Yanquis al pelotero de cuadro Robert Eenhoorn, quien volvió después de tres temporadas a su paí­s, para trabajar como manager y dirigir academias de peloteros.

Su academia está enviando ahora a varios de sus mejores jugadores directamente al circuito juvenil de las Grandes Ligas.

Holanda ha mostrado que su selección nacional de béisbol puede vencer a cualquiera. Tan sólo hay que preguntarle a República Dominicana, que cayó dos veces ante los holandeses en el reciente Clásico Mundial.

Los europeos han vencido también a Cuba en los Juegos Olí­mpicos y a Estados Unidos en juegos de exhibición.

"La gente sigue cometiendo el error de pensar que éste es un deporte exclusivo de Estados Unidos", dijo Eenhoorn.

La temporada de las Grandes Ligas está comenzando, y el impacto global del llamado "pasatiempo nacional" de Estados Unidos seguramente se ampliará de nuevo. Desde hace muchas décadas, los latinoamericanos llegaron a las mayores; luego siguieron los japoneses y surcoreanos, y ahora, peloteros de todo el mundo se están ganando un nombre en la pelota por méritos propios.

"Me han dejado sorprendido los equipos de paí­ses donde yo no sabí­a que se jugaba al béisbol, incluidos los europeos, Rusia, Francia y España", dijo el manager de Estados Unidos, Davey Johnson, durante el Clásico Mundial.

El futuro podrí­a imitar lo ocurrido en la NBA, donde antes habí­a planteles formados sólo por estadounidenses y ahora se presenta un gran número de jugadores sudamericanos, europeos, asiáticos y africanos. En el proceso, Estados Unidos perdió su dominio en los mundiales y los Juegos Olí­mpicos.

Más allá de las innumerables figuras latinoamericanas, jugadores como Ichiro Suzuki y Daisuke Matsuzaka, de Japón; Chan Ho Park, de Corea del Sur, y Chien Ming Wang, de Taiwán, se han convertido ya en estrellas.

Japón es ya bicampeón del Clásico Mundial, y el equipo que más pelea le dio este año fue nada menos que Corea del Sur.

Y es apenas el comienzo, dijo Eenhoorn, mientras revisaba una nueva máquina de prácticas de bateo para su academia, ante las tribunas del estadio Neptunus, a las afueras del puerto más grande del mundo.

Poco después, los niños salieron de los vestuarios en uniformes impecables, y se quitaron brevemente sus gorras, que parecí­an traí­das de Cooperstown. Las máscaras de los receptores no son ya de segunda mano.

Poco después, Rien Vernooij estaba bateando pelotas colocadas sobre un soporte. El joven de 20 años ha sido invitado a una prueba con los Mets de Nueva York. Se encuentra listo para jugar por cualquiera de los equipos de novatos del club.

Vernooij, como muchos holandeses, se emocionó cuando la selección de su paí­s venció a República Dominicana en el Clásico Mundial, antes de caer frente a Estados Unidos en la segunda ronda.

En los parques holandeses, era posible ver a varios niños jugando a atrapar pelotas con sus guantes de béisbol, bajo el sol primaveral, que todaví­a no alcanza a calentar en este paí­s. La imagen era inusitada en un paí­s donde el deporte más popular es el fútbol.

"El Clásico ha generado mucha esperanza", dijo Vernooij en medio de la práctica. "Esto simplemente demuestra que si uno entrena y juega duro, puede vencer a cualquiera".

Semejante actitud es tan necesaria como el equipo, las instalaciones y el entrenamiento adecuado. Y también en esos aspectos, el mundo comienza a avanzar, a veces con ayuda de los clubes de Grandes Ligas.

En Marilia, en el sur de Brasil, los Rays de Tampa Bay invertirán 6,5 millones de dólares en cinco años en equipo, entrenamiento y personal, para una academia que tendrá capacidad para 4.000 estudiantes.

Y cuando el campeonato juvenil de béisbol brasileño se decidió en el poblado de Ibiuna, a una hora de camino de Sao Paulo, los cazatalentos de los Rays y de los Medias Rojas de Boston estaban ahí­, con sus pistolas de radar, en busca de diamantes en bruto.

"Con la diversidad de personas que hay aquí­, siempre será posible tener buenos deportistas", consideró Fernando Tamayo, quien trabaja para los Medias Rojas. En un paí­s de casi 200 millones de habitantes, apasionado por el fútbol, debe ser posible encontrar, en algún lugar, buenos talentos para el béisbol.

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La periodista de la AP, Carolina Escalera, contribuyó con este despacho desde Ibiuna, Brasil.

FUENTE: Agencia AP