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Abel Xavier, la vuelta a las raíces en Mozambique

Su perilla y sus peinados llamativos teñidos de rubio eran reconocibles a distancia cuando era jugador. A sus 43 años, el portugués Abel Xavier se ha afeitado y, con la madurez de la edad, se prepara para vivir el jueves su primer partido como seleccionador de Mozambique, su tierra natal.

Los años han pasado, pero hay un recuerdo que permanece imborrable como el primer día: su mano en la semifinal de la Eurocopa-2000 contra Francia, que provocó un penal que los buenos aficionados no han olvidado.

"Incluso hoy me preguntan si no cometí penal de manera intencionada. Muchos franceses me dan las gracias", afirmó sobre aquel momento, durante una conversación con la AFP en un hotel de Maputo, donde se aloja a la espera de encontrar una residencia permanente.

Esa pena máxima fue transformada por Zinedine Zidane (2-1) en la prórroga, en un torneo donde había 'gol de oro', con lo cual Francia se clasificó automáticamente para la final, donde se impuso a Italia (2-1), con otro gol de oro.

Enfadados con la decisión arbitral, varios jugadores portugueses, entre ellos Abel Xavier, se encararon con el árbitro austríaco Günter Benko. Abel Xavier fue suspendido nueve meses después de aquel altercado, que contribuyó seguramente a la rápida desaparición del contravertido gol de oro.

"La selección portuguesa era mejor y merecía ser la campeona de Europa", asegura Abel Xavier, que cree que aquel desenlace fue "una injusticia".

- Marca de fábrica -

De aquella época conserva todavía algunas puntas rubias en su peinado, como si fuera un recuerdo lejano de aquel 'look' que causaba sensación y que divertía a los fotógrafos y aficionados.

"Es mi marca de fábrica", dice con una sonrisa el hombre que en enero decidió aceptar la oferta para entrenar a la selección de Mozambique, después de haber dirigido a clubes de la segunda categoría portuguesa.

"Al principio era una broma para la Eurocopa-2000. Pero después de mis suspensiones decidí conservar mi imagen pública así. Seguir de rubio, ¡así todos pueden ver que sigo vivo!", se divierte.

Después del asunto del penal de la Eurocopa-2000, su carrera se vio interrumpida una segunda vez en 2005, por una suspensión de un año, esa vez por dopaje.

La toma de metandrostenolona, un esteroide, fue "justificado, defendida, pero desgracidamente las instancias del fútbol se toman tiempo para declarar inocente a un futbolista acusado", afirma ahora, insistiendo en que nunca se dopó.

Abel Xavier recuerda aquellos días como de "aislamiento y depresión" y admite que pensó entonces en tirar la toalla y retirarse.

"Pero volví al club que me protegió (el Middlesbrough inglés), volví al estadio y 40.000 personas en pie me aplaudieron cuando volví a jugar", relata.

- Corazón dividido -

Su historia personal, sin duda, le ayuda a relativizar los contratiempos.

Abel Xavier tuvo que abandonar Mozambique en 1975, cuando tenía apenas 3 años, cuando esa excolonia protuguesa en el sudeste de África consiguió su independencia, antes de caer en dieciséis años de guerra civil. "Momentos difíciles", dice sobriamente.

Después de haber terminado su carrera en 2008 en Los Angeles Galaxy, junto a David Beckham, Abel Xavier asegura que no puede elegir entre Portugal, "el país donde crecí" y a cuya selección nacional defendió en 20 ocasiones, y Mozambique, "el país donde nací".

En su nueva etapa como seleccionador de las 'Mambas' no lo tendrá fácil.

El equipo es ya última de su grupo de las eliminatorias para la Copa de África de Naciones (CAN) de 2017, con dos derrotas en dos partidos. Y su primer examen, el jueves, es ante la temible Ghana.

"Vamos a ganarles", asegura. "Sería un gran error creer que no tenemos opciones", añade el hombre que como jugador estuvo en 12 clubes de 8 países diferentes.

Sobre la posibilidad de poder entrenar algún día a un gran club europeo, Abel Xavier se muestra cauto: "Sé cuáles son mis ambiciones. Soy una persona realista y sé que con la actitud adecuada, las personas adecuadas y determinación, las cosas llegan de una manera natural".

FUENTE: AFP