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Nadal-Anderson, una desigual final en el US Open

NUEVA YORK (AP) — La final del Abierto de Estados Unidos no se puede plantear más desigual.

De un lado está Rafael Nadal, ganador de 15 títulos de Grand Slam, la segunda mayor cantidad en la historia. El actual número uno del mundo asoma en la instancia definitiva por 23ra ocasión, también la segunda máxima cantidad de todos los tiempos, siempre detrás de Roger Federer.

El español también presume de otro logro: junto con Pete Sampras y Ken Rosewall es uno de los tres hombres que se han consagrado en las grandes citas del tenis en sus años de adolescencia, en los 20 y en los 30.

Su rival el domingo es Kevin Anderson, quien vive una experiencia inédita en este último major de la temporada. Con la misma edad que Nadal, 31 años y separados por un mes, el sudafricano aparece por primera vez en la final de un torneo de envergadura.

El jugador más alto que llega a la final de un slam — 2,03 metros (6,8 pies)— empezó su travesía en el circuito en 2003 y esta es la primera ocasión que saldrá a pelear por el título en un torneo por encima de la categoría 500 de la ATP. Es decir, ni siquiera ha estado en una final de los torneos de la Serie Masters.

Nadal y su equipo podrían ir enfriando botellas de champán para el festejo de su tercera corona en Nueva York, pero el español no se fía en lo absoluto: en lo que a él le concierne, Anderson es un adversario “peligroso”, “de mucho cuidado” y “complicado”.

“Muchos se olvidan que llegó a ser un Top 10 antes de su lesión. Es un jugador de máximo nivel y más en este tipo de superficies”, desmenuzó Nadal, quien supera 4-0 a Anderson en el historial entre ambos.

Recurriendo a su memoria, Nadal mencionó uno de esos cuatro partidos, en los octavos de final del Masters de París-Bercy hace dos años, y que ganó en tres sets: “Me tuvo con match point en el segundo set”, recordó.

"Está sacando muy bien, tiene mucha confianza y juega muy agresivo. Tendré que imponer mi ritmo”, advirtió Nadal tras vencer al argentino Juan Martín del Potro con una contundente victoria por 4-6, 6-0, 6-3, 6-2 en semifinales.

Pudo haberse dado una final netamente española, pero Anderson también remontó tras ceder el primer set y superó a Pablo Carreño-Busta por 4-6, 7-5, 6-3, 6-4 en la otra semifinal.

Como número 32 del mundo, Anderson es el finalista del US Open con el ranking más bajo desde que la ATP empezó a confeccionar su escalafón en 1973.

Después de tantas lesiones, de tobillo, cadera, hombro y cadera, Anderson cosecha la recompensa a su perseverancia y paciencia.

Su oportunidad se presentó en este US Open, al tocarle un accesible sector del cuadro, en gran medida por las ausencias por lesión de varias figuras, incluyendo los ex campeones Novak Djokovic, Andy Murray y Stan Wawrinka.

“Antes de la última semana, no quise entusiasmarse demasiado con ir lejos y, desde luego, estoy extasiado por estar aquí”, señaló el primer sudafricano que alcanza la final de un grande desde Kevin Curren en el Abierto de Australia de 1984. “Pero debo reconocer que palpitaba que tenía una bonita oportunidad, que tenía que ir partido por partido. Es lo que he hecho y aquí estoy”.

Mientras que Anderson sueña en convertirse en el segundo sudafricano en ganar un grande y primero desde Johan Kriek en Australia en 1981, Nadal puede poner la cereza del pastel en una temporada sensacional.

Hace un año, la incertidumbre asediaba al mallorquín, con una dolencia en la muñeca y dos temporadas consecutivas sin levantar el trofeo de campeón en un slam.

Ahora es amplio favorito para ganar dos grandes en una misma temporada por primera vez desde 2013, tras coronarse en el Abierto de Francia.

“Rafael llega a la final jugando su mejor tenis”, destacó Toni Nadal, su tío y coentrenador. “Está jugando agresivo y tomando buenas decisiones”.

Una victoria de Nadal también cerraría el círculo para algo inédito: se repartirá equitativamente los títulos de las grandes citas con Federer, además de calentar otra vez la lucha por tener la colección de trofeos más voluminosa.

Para los dos grandes rivales, 2017 ha sido el año en el que han vuelto a encumbrarse en lo más alto del tenis masculino.

Federer empezó el año consagrándose en el Abierto de Australia, venciendo a Nadal en una final decidida en cinco sets, para su primer grande desde 2012. Nadal respondió con su décima conquista en Roland Garros, una cifra récord, en junio. Al mes siguiente, Federer adjudicó su octavo Wimbledon, otro récord.

“Para mí, más allá de ganar slams, es estar feliz. Me siento feliz si estoy sano y feliz de sentirme competitivo cuando juego, que es lo que ha ocurrido este año”, valoró Nadal.

FUENTE: ERIC NÚÑEZ (Associated Press)