SAN DIEGO (AP). Si Angel Cabrera echa humo este fin de semana en el Torrey Pines Golf Course, será por el nivel de su juego, no por los Lucky Strike y los Camel que acostumbraba a fumar.
Ya no juega entre bocanadas de humo.
"Me siento mucho mejor ahora que no fumo", declaró Cabrera tras un entrenamiento esta semana. "Pero la vida continúa fume o no, por eso no le presto mucha atención a todo esto".
Cabrera, quien espera que su potencia y la precisión de sus tiros desde el tee le permitan dominar este pintoresco campo junto a un acantilado, asegura que no hace nada para compensar el hábito de fumar.
"Hago todo igual. Solo que sin fumar", expresó.
De hecho, algo ha cambiado desde que dejó el cigarrillo: no ha vuelto a ganar tras su sensacional triunfo del año pasado en el U.S. Open, en el que contuvo la embestida de Tiger Woods y Jim Furyk y se impuso por un golpe.
El sudamericano espera recuperar la magia y dominar otra vez uno de los torneos más difíciles del circuito golfístico, que este año tendrá una extensión récord de 6.989 metros.
"Favorece a los que podemos cubrir grandes distancias con nuestros tiros", manifestó Cabrera. "Pero hay que pegarle bien de entrada".
"Estoy jugando bien, especialmente los tiros largos. Trabajo en mi putt, quiero mejorarlo un poco. Espero haberlo hecho", señaló.
El martes ensayó un nuevo putt.
"He tenido algunos problemas con el putt, de modo que estoy probando distintos palos. Tengo básicamente dos, el que usé el año pasado en Oakmont y uno nuevo. Veré qué hago. Usaré aquél con el que me sienta mejor", dijo Cabrera.
El argentino espera exhibir nuevamente los nervios de acero que le dieron el triunfo el año pasado.
"Creo que lo más importante el año pasado fue que tuve mucha paciencia, especialmente en el tercer día", expresó. "Ese día las cosas no me salieron bien y el haber mantenido la calma fue clave".
Cabrera tuvo una tercera ronda de 76, pero al día siguiente cerró con un 69 tras mantener un duelo vibrante con Woods y Furyk. Fue el primer campeón que tuvo una ronda de 76 desde que Johnny Miller se apuntó esa cifra en 1973, también en la tercera ronda y en el mismo campo de Oakmont.
El jugador espera poder festejar como lo hizo el año pasado en Argentina.
"Hubo un desfile y las celebraciones duraron un par de días", recuerda. "Fue un triunfo muy grande, no solo para Cabrera sino también para el país".
FUENTE: Agencia AP