Béisbol Béisbol -  21 de octubre de 2008 - 17:00

Una Serie Mundial de equipos que buscan enterrar malos recuerdos

ST. PETERSBURG, Florida (AP). Carlos Peña todaví­a no se lo cree y prefiere no cavilar mucho ante la realidad de que sus Rays de Tampa Bay van a disputar la Serie Mundial.

Con la segunda nómina más barata de las Grandes Ligas, apenas de 48 millones de dólares, los Rays están a cuatro triunfos más de un giro inusitado: el primer equipo que se consagra campeón tras haber tenido el peor récord un año antes.

"No me da para pensarlo", declaró Peña, el estelar primera base de los Rays. "Estamos en la Serie Mundial. Creo que todaví­a no lo asimilo. ¡Carlos Peña va a una Serie Mundial!".

Es un entusiasmo totalmente justificado, si se valoran los horripilantes antecedentes de una franquicia que nunca habí­a ganado más de 70 partidos hasta este año y que sólo una vez desde que debutó en 1998 evitó no quedar en el último lugar. Hasta aquí­, los Bravos de Atlanta habí­a sido el único equipo que escaló tan del fondo, cuando en 1991 perdieron ante Minnesota en la Serie Mundial.

Tampa Bay se cansó este año de desbaratar pronósticos agoreros de que tarde o temprano iban a desinflarse ante el pánico escénico o por enfrentar a rivales curtidos con experiencia.

"Fue así­ todo el año. Todos nos descartaban durante la temporada, todos nos daban por perdidos ante Chicago, que í­bamos a naufragar en el Fenway. Y aquí­ estamos", afirmó Peña.

La desventura fue el sello de presentación durante mucho tiempo de los Rays, pero ahora gozan un momento de esplendor, un sueño placentero del cual no se quieren despertar.

Pero los Filis de Filadelfia, sus rivales en el Clásico de Otoño, también cargan con un pasado que nadie envidia.

Aunque cueste creerlo, el campeonato que obtuvieron en 1980 es el único que exhiben en sus vidrieras desde que fueron fundados en 1883. Peor aún, los Filis son la franquicia con más derrotas acumuladas al incluir a todas las ligas profesionales en Estados Unidos.

Una cosa es cierta, estos no son equipos de alcurnia, como los Yanquis y Medias Rojas, pero que sin lugar a dudas han demostrado ser los mejores en el 2008.

La serie arrancará el miércoles en el Tropicana Field con un duelo de zurdos en el montí­culo: Cole Hamels abrirá por los Filis frente a Scott Kazmir.

Será la primera vez que se miden desde una serie de interligas jugada en el Citizens Bank Park de Filadelfia en junio del 2006, lo cual implica es que se conocen muy poco, con la salvedad de un par de abridores de los Filis. A lo máximo, Joe Blanton y Jamie Moyer, gracias a su pasado en la Liga Americana, han tenido la oportunidad de enfrentar a los Rays.

En los papeles, se está frente a dos equipos con varias similitudes, ya que ambas alineaciones se caracterizan por tener una combinación de velocidad y poder.

Los Rays (142) y Phillies (136) se situaron primero y cuarto en la estadí­stica de bases robadas en la temporada regular. Los batazos de largo metraje son otro recurso. Los 22 jonrones que los Rays han conectado hasta ahora los colocan como cuartos en una sola postemporada, a cinco de los disparados por San Francisco en el 2002. Filadelfia no se queda atrás, ya que han pegado 18 hasta ahora y con tres juegos menos.

El promedio de slugging de los Filis (.431) es el segundo más alto de la postemporada, pero lo llamativo es que lo consiguieron con apenas un jonrón por cabeza de Ryan Howard y Chase Utley.

Si ese par se prende en la Serie Mundial, los Filis podrí­an tener la misma clase de aporte que B.J. Upton y Evan Longoria han tenido para Tampa Bay. Upton conectó siete jonrones en la postemporada, Longoria disparó seis y Peña añadió tres.

Como Tampa Bay debió irse al máximo de siete partidos para destronar a Boston, los campeones del año pasado, los Filis llegarán con un descanso de seis dí­as.

Ganadores de 20 de sus últimos 25 juegos, la peor pesadilla puede ser que la prolongada pausa incida negativamente en la racha.

Los antecedentes recientes no pintan bien para los dirigidos por Charlie Manuel. En los dos últimos años, los equipos que tuvieron seis dí­as sin jugar fueron vapuleados por adversarios que se presentaron entonados tras disputar un séptimo partido.

Ahí­ está el ejemplo de los Tigres de Detroit, ampliamente favoritos para llevarse la corona en el 2006, pero a la hora de la verdad dejaron de batear y cometieron errores por doquier al sucumbir en cinco juegos frente a San Luis tras esperar seis. Colorado vení­a de ganar 21 de 22 el año pasado y tuvo que aguardar ocho dí­as, pero Boston les barrió en cuatro partidos.

"Es el debate de todos los años", dijo Manuel con tono de resignación. "Mucho depende de los 25 jugadores. Si están cansados y necesitan descansar o si la adrenalina es lo mejor".

El clásico se jugará en un estadio con domo y con terreno artificial. El Tropicana es quizás el recinto más extraño de las mayores por sus dimensiones y los pasillos instalados en su techo, en los que las pelotas se suelen quedar atascadas tras elevados.

Algo que resalta en las nóminas de ambos equipos es la presencia de jugadores que surgieron en sus propias filas, con lo que ahora mismo cosechan los dividendos de tener organizaciones en las menores.

El núcleo de lujo de los Filis es integrado con jugadores que desde el primer dí­a han estado con los colores del club, como es el caso de Jimmy Rollins, Howard, Utley, el catcher panameño Carlos Ruiz y Hamels.

Lo mismo ocurre con los Rays con Longoria y Upton. También atinaron en sus canjes y adquisiciones de agentes libres, sobresaliendo Peña, Matt Garza y el receptor venezolano Dioner Navarro.

"Antes le decí­a que jugaba con los Devil Rays (le quitaron el Devil este año) y me preguntaron, '¿Los Devil Rays, quiénes son esos?", mencionó el jardinero central Upton. "Creo que ya todo el mundo sabe bien quienes somos".

FUENTE: Agencia AP

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