LAS VEGAS (AP). El título de "víctima" realmente le cayó mal a David Díaz.
Esta filosofía la absorbió de sus padres, que criaron a nueve hijos, entre ellos al mismo David, que era un bebé, cuando emigraron desde México y se avecindaron en la ciudad de Chicago.
Después de ganarse un lugar de manera inesperada en el equipo olímpico de Estados Unidos de 1996, con esa misma tenacidad, Díaz decidió su propia suerte al renunciar al boxeo por dos años y nuevamente regresó al deporte en el 2002.
Cuatro años más tarde, Díaz remontó una amplia desventaja para ganar una pelea por nocáut que finalmente le dio su campeonato.
La vida de día está llena de ejemplos de cómo la superstición no tiene cabida en él.
Díaz es un viejo aficionado de los Cachorros de Chicago y sabe muy bien de la Maldición de Billy Goat, que presuntamente por culpa de una cabra el equipo no ha podido ganar un campeonato desde hace 100 años.
Los promotores de su próxima pelea ante el filipino Manny Pacquiao presentaron una cabra para darle colorido a la conferencia de prensa, aunque a Díaz no le hizo nada de gracia.
Sin embargo, Díaz no quiere nada menos que una oportunidad clara para hacer lo impensable. Pacquiao es el gran favorito entre los apostadores de Las Vegas para que gane su primera pelea en la división de los ligeros y se cree que Díaz batallará ante el formidable poderío de puños de Pacquiao.
Sin embargo, jamás ha sido una buena idea dar por descontado a Díaz, pues este campeón de los Guantes de Oro venció al favorito Zab Judah en dos ocasiones para tomar el lugar dentro de la división de las 139 libras en el equipo estadounidense para los Juegos Olímpicos de Atlanta.
Después, tuvo una remontada sorprendente en el 2006, cuando perdía en las tarjetas de los tres jueces antes de noquear a José Armando Santa Cruz, un triunfo que lo llevó a su campeonato.
FUENTE: Agencia AP