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Con olimpí­adas, Rí­o de Janeiro busca recuperar el brillo perdido

RIO DE JANEIRO (AP). Durante las últimas décadas, Rí­o de Janeiro estuvo perdiendo su encanto, pero sus residentes esperan que su designación como sede de los Juegos Olí­mpicos de 2016 le devolverá la gloria perdida.

"Rí­o es una ciudad que ha sufrido", dijo el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva en Copenhague, luego del triunfo de la candidatura. "Rí­o, desde hace mucho tiempo, ha aparecido en la sección policial de los periódicos".

Sus bellí­simas playas la mantienen como uno de los destinos turí­sticos preferidos en todo el mundo y la ciudad ha organizado eventos multitudinarios como el Carnaval de cada año o los Juegos Panamericanos de 2007.

Sin embargo, su reputación internacional de violencia le ha pesado y su rol dentro del paí­s como el corazón de todo lo brasileño se ha diluido.

El declive de la ciudad llegó súbitamente tras su apogeo cultural a finales de la década de 1950, cuando el ritmo sofisticado de la bossa nova daba la vuelta al mundo y sustentaba el apodo de Ciudad Maravillosa.

Su primer golpe fue en 1960, cuando la capital de Brasil se mudó lejos de la costa a Brasilia y el poder polí­tico abandonó Rí­o por primera vez desde 1763. Esa década también vio el surgimiento de la industria en la rival Sao Paulo, que se volvió el motor económico de la nación y superó a Rí­o como destino de numerosas empresas y de mucho dinero.

En las décadas de 1970 y 1980, violentas bandas de narcotraficantes tomaron el control de los enormes asentamientos precarios de la ciudad, las favelas.

El tráfico de cocaí­na alimentó la violencia que persiste hasta hoy y genera esos titulares que mencionó Lula. Unos dos millones de habitantes de Rí­o viven en favelas, donde la presencia del gobierno es prácticamente nula y el estado de derecho se reduce a lo que mande el jefe narco local.

Sin embargo, algunos habitantes esperan que los Juegos Olí­mpicos y el plan organizativo de 14.400 millones de dólares, traigan mejoras pronto.

"Esto forzará a las autoridades a mejorar la seguridad y otros problemas sociales. ¿Cómo podemos recibir al mundo entero si estos problemas continúan?", dijo Rita Villa Forte, una abogada de 60 años que vive en Ipanema.

La sede de los juegos, dijo Villa Forte, ayudará a Rí­o a "volver a ser la ciudad maravillosa y hermosa que fue y siempre ha sido".

El gobierno de Brasil dice que los preparativos generarán unos 120.000 nuevos empleos cada año hasta 2016.

Se espera que el turismo aumente. Se han planeado enormes proyectos de infraestructura para mejorar el transporte y el gobierno estatal de Rí­o dice que incrementará los programas de vigilancia comunitaria para reducir la delincuencia.

Para algunos habitantes locales, todo esto puede sonar como un disco rayado: Nunca han faltado aquí­ los polí­ticos que prometen limpiar la ciudad para luego fracasar, pero la enorme presión internacional y la responsabilidad de ser anfitriones de los juegos en apenas siete años traen un brillo de esperanza a los ojos de muchos habitantes de Rí­o.

"La situación de seguridad no está bajo control", dijo Fernando Pol, de 62 años, otro residente de Ipanema. "Así­ que ahora tendrán que hacer algo al respecto", agregó.

FUENTE: Agencia AP