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Neymar, un toque de samba y cambio generacional

BARCELONA, España (AP). Fausto Dos Santos fue el primer futbolista brasileño en vestir la camiseta del Barcelona hace ya más de 80 años, y otros 28 compatriotas le siguieron a lo largo de la centenaria historia del club azulgrana, actual campeón de la liga española y que hoy se agarra a un nuevo nombre con ritmo de samba: Neymar.

El codiciado delantero, fichado del Santos a golpe de talonario tras dura pugna con el archirrival Real Madrid, arribó el pasado 3 de junio a Barcelona en loor de multitudes y con etiqueta de "crack", dispuesto a seguir la estela de predecesores tan ilustres como Romario, Ronaldo, Rivaldo o Ronaldinho.

Hermanado con la cultura holandesa del Ajax que importó el ex entrenador Johan Cruyff, el club catalán siempre mostró afinidad por el fútbol de ataque y encontró buenos cómplices en los futbolistas brasileños de técnica refinada.

Pese a sonados fracasos como Roberto Dinamita o el más reciente Keirrison, quien ni siquiera llegó a debutar, las 39 dianas de Romario bajo la tutela de Cruyff siguen grabadas a fuego en la memoria colectiva "culé", así como las cabalgadas de Ronaldo, los zapatazos de Rivaldo o las ilimitadas acrobacias y sonrisa contagiosa de Ronaldinho.

Este último sirve, por ahora, de referencia en la evaluación de Neymar quien, a sus 21 años, arriba con alta fanfarria, currículo futbolístico y el galardón que le proclamó Mejor Jugador de la pasada Copa Confederaciones disputada en Brasil.

El torneo ofició de presentación masiva para la hinchada barcelonista que, mayormente, no había contemplado un partido integro de la joven figura llamada a liderar el cambio generacional de un equipo que ha marcado época.

Campeón de seis de las últimas nueve ligas y ganador de tres Ligas de Campeones desde 2005, el Barsa anhela que el fichaje de Neymar, más allá de reportarle amplios beneficios económicos y de marketing, facilite también las labores de un exprimido Lionel Messi y encarrile la transición de veteranos como Xavi Hernández o Andrés Iniesta.

La buena química con Messi es cuestión prioritaria para el nuevo entrenador, el argentino Gerardo "Tata" Martino, fichado a contrarreloj tras la inesperada renuncia de Tito Vilanova por enfermedad.

Aunque el rosarino ya se atribuyó la responsabilidad del éxito de la dupla el día de su presentación, subrayando que "si no se entienden, será déficit del entrenador", el relevo técnico ya supone un primer ajuste para el futbolista, quien contó con el beneplácito de Vilanova para su proyecto continuista y demostró tener el discurso bien aprendido: "Vengo a ayudar a Messi, el mejor del mundo", repitió sin descanso en su primera rueda de prensa.

La pasada temporada, de irregulares prestaciones pese al campeonato conquistado, anunció cambios para el club azulgrana, y Martino se ha encargado de remarcar, tanto ante los micrófonos como silbato en mano en los entrenamientos, la importancia de recuperar el ideario de presión avanzada y ataque voraz que implantó Pep Guardiola, el arquitecto del mejor Barsa de la historia.

El plantel ha perdido al prometedor Thiago Alcántara, pero espera ver redoblado el compromiso de canteranos como Cesc Fábregas y cuenta con que Neymar, su único fichaje por ahora, se haga dueño del carril izquierdo junto al lateral Jordi Alba y libere el centro para Messi, al que Martino ha fijado en la punta.

Para ello, el brasileño, quien ya está relevando a Xavi de algunas responsabilidades a balón parado, sabe que deberá entregarse a fondo en tareas de recuperación de balón antes de dar rienda suelta a su fantasía. La competencia en la delantera será dura, con los internacionales Christian Tello y Pedro Rodríguez pujando por un puesto junto con el chileno Alexis Sánchez; y todos ellos, con más experiencia en la liga española.

Pero peor lo tuvo Ronaldinho cuando aterrizó en 2003, encontrándose un club sumido en la depresión y sin rumbo aparente. Quizás las expectativas para Neymar sean desproporcionadas, pero este Barsa está a años luz de aquel, empezando por un Messi en plenitud y un vestuario considerado sólido, que solo parece requerir un pequeño golpe de timón de Martino y otro toque de samba del último brasileño en pisar el Camp Nou.

FUENTE: Agencia AP