MOSCÚ (AP) — Cuando Gianni Infantino se codea con Vladimir Putin, el líder de la FIFA no puede dejar de sonreír. Lo hace cuando está jugueteando con un balón en el Kremlin o cuando sabe que la cámara lo capta junto al presidente ruso mientras ambos miran desde el graderío un encuentro del Mundial.
“Somos un equipo”, le dijo Infantino a Putin antes del Mundial. “Juntos mostraremos al mundo lo que podemos hacer”.
La ansiedad del dirigente del fútbol por mostrarse como par del hombre que dirige los destinos de la tercera mayor superpotencia militar del mundo ha resultado evidente. Desde luego, Putin, como buen exespía de la KGB, puede detectar una actitud servil a un kilómetro de distancia.
“Todos estamos enamorados de Rusia”, declaró Infantino durante un encuentro con Putin, la semana pasada, en torno de una mesa redonda. “Tenemos ahora una nueva imagen de Rusia”.
Se trata de un fenómeno que la organización Human Rights Watch ha llamado “lavado mediante el deporte”. Es decir, ha habido líderes que aprovechan un gran suceso deportivo para limpiar la imagen de un país y para eclipsar cualquier acto negativo.
¿Realmente se ha enamorado todo el mundo de Rusia?
_¿Los ucranianos, cuyo territorio de Crimea fue anexado por Rusia en 2014?
_¿Las familias de las 298 personas cuyo avión de Malaysian Airlines se desplomó en 2014 cuando fue alcanzado por un misil tierra-aire que los investigadores internacionales vincularon con Rusia?
_¿Las personas envenenadas por el agente nervioso novichok este año en las calles de Inglaterra, en un ataque atribuido a Rusia? Más de 25 países expulsaron a diplomáticos rusos como castigo.
_¿Los países que dicen que Rusia interfirió en sus elecciones? Doce agentes militares de inteligencia de Rusia fueron acusados el viernes por invadir sistemas informáticos durante los comicios de Estados Unidos en 2016.
_¿Los trabajadores inmigrantes que sufrieron abusos a sus derechos humanos durante la construcción de los estadios mundialistas y las familias de las 21 personas que murieron?
_¿Los deportistas vencidos en los Juegos Olímpicos por rusos involucrados en un programa de dopaje auspiciado por el Estado?
La lista es larga, si bien Rusia niega naturalmente muchos hechos y los desestima como propaganda occidental. Ante el peso de las acusaciones, The Associated Press le preguntó a Infantino, durante un acto que buscaba celebrar la realización del Mundial, cuán cómodo se siente al buscar tanta cercanía con Putin.
“Hay muchas injusticias en el mundo”, respondió Infantino en el encuentro.
La cooperación con un gobierno es necesaria para que transcurra tersamente un suceso deportivo. Pero, ¿dónde debe un organismo deportivo trazar un límite moral a los elogios hacia un jefe de Estado?
“Hay muchas cosas en el mundo que no funcionan como les gustaría a los ciudadanos”, dijo Infantino. “Hay muchas cosas que nos gustaría cambiar en el mundo, muchas cosas que no nos alegra que ocurran en el mundo, no sólo en un país o en una región. No sólo en un área sino en el mundo entero. Todos tenemos que trabajar, actuar, hablar, hacer que cambien las cosas para bien dondequiera que estemos”.
El mensaje de Infantino parece contradictorio. Aunque afirma que en el Mundial “nos enfocamos en el fútbol”, quiere que se perciba la forma en que aprovecha el poder que ejerce este deporte para unir a la gente cuando fallan los canales diplomáticos habituales.
“Ésa es la base para resolver algunos de estos asuntos”, dijo Infantino, como parte de la respuesta a las acusaciones contra el Estado ruso. “Si el fútbol y el Mundial pueden contribuir para abrir canales y ciertas discusiones a fin de ayudar a quienes tienen que tomar decisiones importantes para nuestro mundo al menos para que comiencen a hablar entre sí y se percaten de que hay seres humanos que viven en todas partes, creo que habremos logrado algo. Hemos hecho ya una contribución. De eso se trata el fútbol”.
Infantino ha pintado la FIFA como una organización con un papel pseudopolítico. El próximo mundial se realiza en Catar, que sigue boicoteado por Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Bahréin.
“Tal vez podamos unir a quienes tienen dificultades comunicándose entre sí a fin de comenzar un diálogo”, dijo Infantino. “Tal vez el fútbol pueda abrir una puerta para la comunicación entre los vecinos aquí”.
El recorrido de Infantino a la residencia de la FIFA como sucesor de Joseph Blatter se allanó después de que Michel Platini, su antiguo jefe en la UEFA, fue echado por un escándalo financiero. Ahora, Infantino se retrata como mediador político. Pero este abogado suizo-italiano y sus colegas en la cúpula de la FIFA insisten en que no les importan los actos de Putin ajenos al fútbol.
Pero el mismo hombre con el que bromeaba Infantino en el Kremlin, durante un video en que domina el balón, se resiste a las exigencias de las familias de las víctimas del vuelo 17 de Malaysia Airlines para asumir su responsabilidad. La delegación de la FIFA que acudió la semana pasada al Kremlin debió haber realizado más diligencias sobre el tema, de acuerdo con el abogado que representa a las familias de las víctimas.
Al menos, la FIFA sí reconoció públicamente las preocupaciones sobre Ramzan Kadyrov, el líder checheno acusado de abusos a los derechos humanos, incluyendo tortura, agresiones a la comunidad LGBT y asesinato de rivales políticos. Egipto recibió permiso de la FIFA para tener su sede de entrenamientos en Grozni, y el delantero estelar Mohamed Salah fue pronto exhortado a sacarse fotos con Kadyrov.
Ello permitió que Kadyrov “limpiara su reputación en la escena mundial”, consideró Minky Worden, director de iniciativas globales de Human Rights Watch.
Dado que Infantino considera que el fútbol debería tener un papel diplomático como vía de apertura del diálogo, los activistas quieren que use esa influencia.
“Si las operaciones de la FIFA han sido responsables por la muerte de trabajadores, por el robo de salarios, por explotación, por dar una plataforma a un autor de abusos serios a los derechos humanos, debería utilizarse ese poder para buscar reparaciones”, comentó Worden en una entrevista telefónica.
Infantino le dijo a Putin que se sentía “como un niño en una juguetería”, y consideró que éste “ha sido el mejor Mundial de la historia”. El líder de la FIFA debe cuidarse de no parecer dispuesto a darle vía libre a Putin ni de aliarse para encubrir errores del Estado ruso.
“Ciertamente, todos consideran que este Mundial ha sido el mejor para Ramzan Kadyrov y Vladimir Putin”, indicó Worden. “Pero ciertamente no lo ha sido sobre la base de los derechos humanos”.
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Rob Harris está en Twitter como www.twitter.com/RobHarris
FUENTE: AP