Boca Juniors sufrió este viernes en Miami una amarga derrota 2-1 contra el Bayern Múnich, clasificado para octavos de final del Mundial de Clubes 2025 tras un partido valiente del club argentino que tuvo el empate a tiro hasta el tramo final.
Pero cuando Boca saboreaba el punto y miraba el reloj, el extremo Michael Olise acabó con la esperanza xeneize en el 83 y mandó a los bávaros a la siguiente ronda, rompiendo el invicto que traían los clubes suramericanos frente a los europeos en el Mundialito.
"El empate hubiera caído bien, hubiera caído bárbaro, pero ahora nos toca seguir compitiendo", dijo en rueda de prensa el técnico de Boca, Miguel Ángel Russo.
La primera hora del partido fue un monólogo del Bayern. El equipo alemán se paseaba con la pelota y atacaba con criterio ante un Boca que arrancó nervioso y errático, al punto que casi no pudo pisar la mitad de cancha rival.
Los alemanes buscaban una y otra vez al habilidoso Michael Olise por la derecha y éste encaraba, incansable, siempre peligroso. Una pesadilla para la defensa boquense.
El francés marcó un gol olímpico en el minuto 8, que luego el VAR anuló por un empujón de Serge Gnabry al portero xeneize, Agustín Marchesín.
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Boca se cansaba persiguiendo el balón, en una noche con 29 grados, y no lograba morder como ante el Benfica.
Enfrente, los bávaros iban estrechando el cerco sobre la portería argentina, con un Harry Kane cada vez más participativo.
En su primera buena intervención, el delantero inglés encontró a Olise por la banda, pero el centro del extremo no tuvo rematador.
Poco importó. Tres minutos después, en el 18, el inglés adelantó a su equipo con un zurdazo desde dentro del área, tras aprovechar un mal despeje de la defensa azul y oro.