PORTO ALEGRE (AP). Las autoridades brasileñas prohibieron la entrada al país de miembros de barras bravas de Argentina y vigilaban celosamente a miles de hinchas argentinos que llenaron las calles de Porto Alegre antes del partido de su selección contra Nigeria en la Copa del Mundo.
Un hincha argentino fue baleado en una pelea en un bar, aunque fue atendido en un hospital y luego dado de alta, reportó la prensa brasileña.
Unos 30.000 hinchas habían llegado el martes por la tarde, indicó Antonio Candido, vocero del departamento de seguridad de la ciudad. Muchos dormían en camionetas y automóviles.
Los fanáticos llenaron cantinas y las calles aledañas al Beira-Rio. En general, la situación era calmada.
"Creo que vinieron a divertirse", comentó Candido.
El gobierno federal de Brasil dijo que desde que empezó el Mundial del 12 de junio, detuvo la entrada al país de 32 personas (18 por aire, 14 por tierra) sospechosas de formar parte de las barras bravas de Argentina. Señaló que los hinchas violentos fueron identificados por una lista de unas 2.000 personas que mandaron las autoridades argentinas.
Los visitantes en Porto Alegre podían acampar en parques en el centro de la ciudad, dijo Candido. Unas 20.000 personas podrían ver el partido en un Fan Fest organizado por la FIFA, y se instaló otra pantalla gigante en la ciudad para unas 30.000 personas.
Aunque los fanáticos se comportaban relativamente bien hasta ahora, la ciudad de unos 1,4 millones de habitantes tomaba precauciones.
"Samos que puede haber problemas, así que estamos listos para todo", señaló Candido.
La Copa del Mundo ha sido mayormente pacífica hasta ahora, aunque hinchas argentinos y brasileños se enfrentaron a botellazos en una calle de Belo Horizonte el sábado, y hubo dos incidentes de fanáticos sin boletos que entraron a la fuerza a estadios.
Antes del partido del miércoles, hinchas argentinos tomaban y cantaban a las afueras del estadio de Porto Alegre.
Un hincha, José María Forcado, dijo que intentaba comprar un boleto para el partido, que según él se vendían por cerca de 1.000 dólares.
"Vamos a tomar y festejar todo el día, pero no vamos a pelear", afirmó.
FUENTE: CHRIS BRUMMITT (Associated Press)