PARIS (AP). Quizá habría sido difícil imaginar que el estadounidense Brian Baker volvería a jugar el Abierto de Francia casi una década después de que alcanzara en 2003 la final del torneo juvenil de la competición.
La victoria de Baker constituye una travesía larga y sinuosa tras un regreso difícil de creer debido a que fue sometido a diversas cirugías, cinco para ser precisos.
"(Jugar el Roland Garros) es una situación definitivamente que no había imaginado, diría, hace un par de meses o hace un año", señaló Baker.
"Sin embargo, en las últimas dos semanas, mi juego ha mejorado. Me siento mucho más saludable y en definitiva estoy jugado bien al tenis", apuntó.
Baker fue animado por sus padres, tías, tíos, niños chicos de su familia, y su novia. El viaje valió la pena.
Baker estuvo marginado del torneo seis años y medio debido a una serie de cirugías que comenzaron en noviembre de 2005 y que abarcaron su codo derecho, las caderas _en dos veces la del lado derecho_ y una hernia deportiva.
"En verdad jamás pensé en momento alguno tirar la toalla. Pero hay que ser realistas cuando le han hecho a uno tantas cirugías, quizá hay que dejar el tenis y ver a qué otra cosa puede uno dedicarse", señaló Baker.
"Pero jamás se presentó ese momento en el que estuviera dispuesto a decir: 'Me voy'. Quizá estuve cerca, pero no en definitiva", apuntó.
Baker accedió al cuadro principal del Abierto de Francia debido a que había una plaza de invitación de parte de la Asociación de Tenis de Estados Unidos, gracias a sus resultados en torneos de segundo nivel en canchas de arcilla en su país.
Baker no enfrentaba a jugadores de jerarquía mundial desde su derrota en el Abierto de Estados Unidos en 2005 ante Malisse _¿que coincidencia no?_ hasta la semana pasada en Niza, torneo al que tuvo que sortear las 'qualies' y en el que alcanzó la final.
FUENTE: Agencia AP