MONTEVIDEO (AP). Los iracundos suben a un autobús y comienzan los problemas, como que no le permiten al conductor detenerse a recoger o bajar pasajeros. Después rompen lo que pueden y se bajan para seguir la fiesta de la violencia.
La razón del paro es que en la tarde del sábado vuelven a enfrentarse Peñarol y Nacional en la primera de dos finales para definir el campeón del fútbol uruguayo de la temporada. Y, por si fuera poco, el reglamento marca que el martes deben volver a verse las caras y será en horario nocturno. El sindicato del transporte ya advirtió que volvería a parar sus actividades si es que no puede aplicarse alguna medida efectiva de seguridad.
El paro del transporte, que afecta con mayor fuerza a esta capital donde viven el 40% de los 3,4 millones de habitantes del Uruguay, se precipitó después que el miércoles en el clásico que ganó Nacional 2-0, necesario para abrir estas finales, hubo serios disturbios entre las hinchadas en la Tribuna Olímpica, antes llamada la de "las familias" y donde convivían sin problemas fanáticos de los dos equipos. Eso se terminó el miércoles porque fue ahí donde comenzaron los incidentes, se rompieron baños, y se lanzaron entre si objetos como casilleros plásticos de bebidas refrescantes. Llovieron los puñetazos y puntapiés y después en los alrededores volvió a repetirse el plato tras finalizar el partido.
Son hinchas de Nacional o Peñarol, los dos super rivales del fútbol uruguayo que han venido desvirtuando todo lo que entraña este deporte que supo ubicar a Uruguay en el mapa mundial con dos títulos, en 1930 y 1950.
Todo ha cambiado. Aparentemente al son de la pasta base de cocaína, marihuana y alcohol, los llamados "barras bravas", copia fiel de sus pares de Argentina, se dedican a la violencia con el pretexto de un partido de fútbol.
Unos 900 policías han sido movilizados y no sólo habrá separación de hinchadas sino hasta un helicóptero vigilará la situación.
Como un aperitivo, se denunció que el viernes un autobús de larga distancia fue detenido en las cercanías de la sede de Nacional por un grupo de hinchas que festejaban presuntamente un aniversario del club y lo detuvieron y saquearon la bodega de los equipajes. Hubo algunos detenidos.
El ministro del interior, Eduardo Bonomi dijo que "se le pide cuentas a la policía de todo lo que pasa, pero lo que funciona mal no es la policía sino la sociedad. No tendría que pasar lo que pasa".
Junto a estos episodios de violencia detrás del fútbol, además, existe un clima de inseguridad que se traduce en asaltos, tiroteos, intrusiones en viviendas, robos y alguna muerte. Esto es cosa de todos los días.
FUENTE: Agencia AP