QUITO (AP). Cuando el brasileño Washington marca un gol y se golpea el pecho con el puño cerrado, a la altura del corazón, la hinchada del Fluminense delira porque es cómplice de su mensaje.
"Los futbolistas deben saber convivir con el dolor", dijo en Quito en la noche del lunes "Corazón valiente", como se le conoce al artillero de 33 años desde que se recuperó y tuvo un clamoroso regreso a las canchas.
Pero esta frase de Washington nada tiene nada que ver con su pasada enfermedad. Ahora acusa dolores musculares que lo mantienen entre algodones.
"No tengo ninguna chance de quedar afuera", dijo "Corazón de león", como también se le conoce. "Fui tratado y tuve tiempo para una recuperación total".
Su silencio fue su locuacidad, cuando la AP le preguntó a Washington por su otrora delicada enfermedad y como podría afectarle la altura.
Washington está en un momento de excepción: su corazón ruge con fuerza y sus seis goles en la Libertadores fueron vitales para que el "Flu" haya llegado a la final: dos se los metió al Sao Paulo de Brasil en cuartos de final y uno a Boca Juniors de Argentina en las semifinales.
Pero los goles a los paulistas fueron históricos: su equipo ganaba 2-1 pero necesitaba uno más para no quedar eliminado y entonces apareció Washington para meter el tercero con un formidable cabezazo en los descuentos.
Tembló el Maracaná. Y cuando "Corazón valiente" se golpeó el pecho, no se vino abajo de milagro, según se vio por la televisión.
Washington Stecanelo Cerquiera, después de una prolongado paso por varios clubes brasileños y la selección nacional, fue transferido en 2002 del Ponte Preta al Fenerbahce turco, donde a fines de ese año se le constató severas obstrucciones a una de sus arterias.
Virtualmente la medicina lo dio por jubilado del fútbol y Fenerbahce le rescindió su contrato.
Pero Washington no se dio por vencido y luego de más de 14 meses de inactividad se incorporó al Atlético Paranaense en 2004 para marcar nada menos que 34 goles, algo que nadie pudo alcanzar en 38 años de liga.
A partir de ahí "Corazón valiente" se convirtió en sinónimo de epopeya y tras jugar luego en el fútbol japonés, aceptó el llamado del "Flu", donde por sus goles y energía es un ídolo total.
"Washington es la vida del Flu", dijo el martes Rogerio, un fanático del equipo apostado en la puerta del hotel donde se aloja la delegación, a la espera de autógrafos. "El es el motor del equipo y también su corazón".
FUENTE: Agencia AP