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Resurrección, euforia y luto: el año que nunca olvidará el fútbol brasileño

Era el año de la resurrección de la Seleçao, el del éxtasis olímpico en el Maracaná y la reconquista de Sudamérica, hasta que 2016 traicionó al fútbol brasileño. Ya no hay nada que celebrar en las canchas de un país de luto por el sueño roto del Chapecoense.

Todo dejó de importar en la noche del 28 de noviembre, cuando el avión que llevaba al equipo revelación del continente hacia su primera final de la Copa Sudamericana se estrelló en las montañas de Medellín.

Murieron 71 personas y el corazón del humilde Chapecoense, al que la tragedia le arrancó de repente la juventud, los sueños y la garra con la que habían vencido a las probabilidades.

Además de los 20 periodistas fallecidos, el equipo de la sureña Chapecó perdió a 19 jugadores y 24 miembros del club, entre ellos el entrenador y el presidente. Sólo sobrevivieron seis personas.

La mayoría viajaba todavía con el sabor dulce de la mejor noche de sus carreras, cuando un pie salvador del arquero Danilo eliminó al gigante San Lorenzo en el último suspiro, regalándole al 'Chape' la primera final internacional de sus 43 años de vida.

Diez días después, el mismo gramado del Arena Condá fue el centro del dolor del deporte mundial, convertido en el estremecedor velatorio de 50 personas que se atrevieron a creer todo era posible.

"El Chapecoense estaba construyendo una trayectoria en los últimos años que le ganó mucha simpatía de hinchas de todo el país. Muchos empezaron a apoyarles, deseando que este equipo pequeño llegara lejos. Y, de repente, en la víspera, cuando iban camino de una eventual gloria, pasó lo que pasó", resumió a la AFP el historiador Marcos Guterman, autor del libro "El fútbol explica a Brasil".

"Si alguien hubiera escrito una ficción sobre esto, no habría sido tan cruel", añadió.

Pero el frenético calendario del fútbol profesional no espera por nadie y, con las ayudas todavía sin concretar -de momento, solo se anunció el fichaje del técnico Vagner Mancini-, el Chapecoense volverá a saltar al campo el 29 de enero, en el inicio del campeonato regional de Santa Catarina.

Justo dos meses después del accidente.

"Creo que es muy difícil recuperarse de una situación así. Si un equipo grande como el Manchester United, que sufrió un trauma parecido (en 1958, ndlr), tardó años en hacerlo, el Chapecoense que es un equipo modesto, lamentablemente, no lo va a conseguir. Ojalá me equivoque", valoró Guterman.

- Despertar dorado -

Antes de que el luto congelara el balón y enmudeciera las canchas hubo mucha vida, sin embargo, en el fútbol brasileño.

Atenazada por una depresión que parecía no tener fin, la Seleçao de Dunga comenzó 2016 en caída libre. Irreconocible, deambuló por las eliminatorias sumando apenas dos empates ante Uruguay y Paraguay hasta que se agotó la paciencia.

Tras la humillante eliminación en primera ronda de la Copa América Centenario, Tite asumió en junio los mandos de la 'canarinha', una decisión que para muchos llegaba demasiado tarde.

Pero antes de iniciar la nueva era había que pasar por el trago de los Juegos de Rio: otro reto histórico en casa, con el mundo mirando y Neymar como única esperanza. Demasiados fantasmas que, contra muchos pronósticos, acabarían ahogados en la catarsis colectiva del Maracaná.

"Con la victoria en los Juegos [dirigida por Rogerio Micale, ndlr], el hincha volvió a ilusionarse tras dos Copas perdidas en casa y sin haber conseguido nunca el oro olímpico. A pesar de que comenzó mal, la Seleçao ganó la final en el Maracaná y, encima, contra Alemania", valoró a la AFP Bernardo Cruz, periodista del diario deportivo Lance!.

- Para siempre -

A Tite, sin embargo, le quedaba todo por demostrar. La 'canarinha' adulta arrastraba heridas mucho más profundas que, para el técnico, sólo podrían cicatrizar si recuperaban las ganas de jugar. Y funcionó.

En las victorias contra Ecuador y Colombia, y después frente a Bolivia y Venezuela, Brasil se lavó el miedo y la cara, atreviéndose a jugar más suelta con el alivio de quien siente que ya pasó lo peor.

La Seleçao volvía a ser una orquesta y no un conjunto de nerviosos solistas, mientras nuevos talentos como Gabriel Jesús mostraban que también podían afinar de maravilla.

Impulsada por un optimismo olvidado, Brasil se lanzó a por Argentina (3-0) para cerrar el peor ciclo de su historia en el mismo Mineirao donde dos años antes había caído a los infiernos.

"Tite consiguió rescatar la confianza de los jugadores y repartir la responsabilidad entre todos. Ya no es aquello de 'está difícil, pásasela a Neymar'. No, hay que buscar alternativas, y ese es uno de los grandes aspectos que Dunga no consiguió en la Seleçao", afirmó Cruz.

En cinco meses, la 'canarinha' pasó de estar sexta -y sin sitio para Rusia-2018- a liderar la clasificatoria sudamericana en solitario, soñando con un Mundial que todos querrían que comenzara mañana.

Hasta que al fútbol se le cortó la respiración.

"Lo que ocurrió con el Chapecoense fue el anticlímax. Se estaba cerrando bien el año, el Brasileirao fue muy disputado, hubo partidos emocionantes, un campeón con garra [el Palmeiras]. Y, de repente, llegó el vacío, como si nada de esto hubiera ocurrido", describió Guterman.

Con la tragedia para siempre en la memoria, el fútbol brasileño deberá luchar ahora para volver a disfrutar de un juego que le rompió el alma en Medellín.

FUENTE: AFP