Guerra de declaraciones y batalla jurídica a la vista: la Superliga europea, competición privada fundada el lunes por doce grandes clubes para competir con la actual Liga de Campeones, hace temblar las estructuras existentes y la UEFA considera que ese nuevo torneo "escupe en la cara de los amantes del fútbol".
Según una fuente cercana al asunto, otros gigantes como el Bayern Múnich o el París Saint-Germain fueron contactados, pero los dos finalistas de la Liga de Campeones en 2020 no se sumaron y la UEFA agradeció públicamente a "los clubes alemanes y franceses" su lealtad.
El Oporto señaló que tuvo "contactos informales" pero que rechazó unirse al proyecto.
La propia UEFA reunió a su Comité Ejecutivo en Suiza este lunes, como tenía previsto, y aprobó la reforma de su Liga de Campeones, con la que inicialmente pretendía frenar la tentación de esa Superliga.
La nueva Champions, que entrará en vigor en 2024, pasará de 32 a 36 participantes. Su fase de grupos se verá sustituida por un mini-campeonato, para garantizar más partidos y más ingresos.
El presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, defendió este lunes esa reforma y cargó contra la "codicia" de los clubes disidentes, calificando la Superliga europea de "propuesta vergonzosa".
La prensa europea se hacía eco durante ese lunes del gran conflicto desatado en el fútbol: "La guerra de los ricos", tituló el diario deportivo francés L'Équipe, mientras que el británico Daily Express incidía en los términos bélicos con un "Es la guerra". En la prensa española se hablaba frecuentemente de "bombazo".
El anuncio de la Superliga, que comenzará "tan pronto como sea posible", supone un terremoto sin precedentes en casi setenta años de competiciones europeas.
"Como contrapartida por su compromiso, los clubes fundadores recibirán un pago en una vez del orden de 3.500 millones de euros (4.190 millones de dólares), destinado únicamente a inversiones en infraestructuras y a compensar el impacto de la crisis del covid-19", añade el comunicado.
El banco estadounidense JPMorgan confirmó este lunes que financiará el proyecto de la Superliga europea.
El primer presidente de la Superliga es el español Florentino Pérez, presidente del Real Madrid.
"Vamos a ayudar al fútbol en todos los niveles, para llevarle a ocupar el lugar que merece. El fútbol es el único deporte global. Nuestra responsabilidad como grandes clubes es satisfacer las expectativas de los aficionados", dijo Pérez, citado en el comunicado.
El 'deporte rey' en Europa ve así su futuro sumido en muchas dudas, ya que la Superliga entra en oposición con la filosofía actual de redistribución de los recursos televisivos entre la Champions y las ligas nacionales.
Según sus promotores, la Superliga funcionaría con un formato de una temporada regular con 20 equipos, quince de ellos llamados "clubes fundadores", clasificados de oficio cada año, y otros cinco disfrutando de invitaciones "a través de un sistema basado en su rendimiento en la temporada anterior".
Al término de esa primera fase, que empezaría en el mes de agosto, habría unos 'playoffs' al final de la temporada, hasta mayo, para decidir al campeón.
Los partidos se disputarían en principio en mitad de la semana, entrando en competencia directa con las fechas reservadas para la Liga de Campeones, pero no con las ligas nacionales, tradicionalmente organizadas los fines de semana.
La UEFA amenazó el domingo a todo club 'disidente' con la exclusión de las competiciones nacionales e internacionales, advirtiendo además que los jugadores de esos clubes no podrían jugar con sus respectivas selecciones nacionales.
Ceferin reiteró esa amenaza del veto de los jugadores respecto a sus selecciones en su intervención ante la prensa de este lunes.
Queda por saber si esa amenaza se ajusta al Derecho europeo de la competencia, lo que hace presagiar una eventual batalla jurídica.
Por el momento, los responsables de la Superliga señalaron, en un correo dirigido a la UEFA y la FIFA, que han acudido a los "tribunales competentes" de manera preventiva para asegurar la viabilidad de su proyecto.
En un comunicado poco después del anuncio del lanzamiento de la Superliga, la FIFA quiso "expresar su desaprobación a una liga separatista europea cerrada".
Desde el sindicato de futbolistas FIFPro mostraron su rechazo a que haya jugadores que se ven excluidos de sus selecciones nacionales como represalia.
En el plano político, desde los gobiernos de Francia o Reino Unido a la Unión Europea, las reacciones han sido también de rechazo entre el domingo y el lunes.
La UEFA, además de su reforma de la Champions, tenía previsto decidir este lunes sobre las ciudades-sede de la Eurocopa (11 junio-11 julio) pero retrasó su veredicto al viernes.
Bilbao, Múnich y Dublín podrían perder la organización de sus partidos si no garantizan la presencia de público en sus estadios.
FUENTE: AFP