Taylor Swift cantó, bailó, bebió y sufrió hasta el último segundo en el palco de Las Vegas hasta festejar en el campo con su pareja Travis Kelce la victoria de los Kansas City Chiefs en el Super Bowl del domingo.
Taylor Swift no faltó en el Super Bowl LVIII
Acompañada en el palco de una colección de amigas y famosos, Swift no se dejó uñas por morder hasta que el touchdown de Mecole Hardman a falta de tres segundos aseguraba el tercer título de los últimos cinco años a los Chiefs.
Como en juegos anteriores, la artista bajó rápidamente al césped a abrazar y besar a Kelce, uno de los pilares de la dinastía de los Chiefs junto a Patrick Mahomes.
Era el momento más esperado por muchos aficionados que no solían seguir la liga de football americano (NFL) pero que se embarcaron en ella esta temporada para seguir el mediático romance.
La pareja vivió una semana de ensueño ya que Kelce, uno de los mejores jugadores en su posición de la historia, cumplió su promesa de estar a la altura de los éxitos de Swift en los pasados Grammys, en los que se erigió en la artista con más premios al Álbum del Año.
"¡Viva Las Vegas!", cantó un emocionado Kelce sin apenas voz al recoger el trofeo en el podio, ante una media sonrisa de perplejidad de Swift.