La FIFA mostró este martes su confianza en la capacidad de Rusia a la hora de resolver los problemas técnicos que han retrasado la inauguración del estadio de San Petersburgo, que debe acoger la Copa Confederaciones de 2017 y el Mundial de 2018.
"Estamos convencidos de que las medidas que han sido planificadas deberían resolver la situación", prosiguió Smith con motivo de una visita técnica de la FIFA a San Petersburgo.
Tras diez años de trabajos, este nuevo estadio realizó su primera prueba a principios de febrero, al recibir a unas 10.000 personas en sus gradas, que pueden acoger a unos 68.000 espectadores.
Además de los partidos del Mundial, el estadio bautizado "San Petersburgo Arena" debe albergar varios encuentros de la Copa de Confederación, entre ellos la final.
Su construcción comenzó a principios de 2007, pero el presupuesto aumentó considerablemente, siendo modificado varias veces. En agosto, la empresa responsable de los trabajo tiró la toalla.
Esa constructora fue sustituida por otra, Metrostroi, que terminó las obras a finales de 2016 a pesar de los problemas de estabilidad del terreno retráctil.
"Todavía hay trabajo por hacer, pero tenemos la impresión de que vamos por el buen camino", dijo Smith tras la visita al estadio.
"Vamos a continuar vigilando (la situación) y trabajar juntos para los últimos detalles", agregó el director de Competiciones y Eventos de la FIFA.
El próximo 31 de marzo, el estadio estará a disposición de su club, el Zenith San Petersburgo, que jugará tres encuentros de la temporada, el primero de ellos ante el Ural Ekaterimburgo, el 21 de abril.
FUENTE: AFP