Al final, las improvisaciones y el deseo de "germanizar" el fútbol estadounidense, le pasó factura al entrenador alemán Jürgen Klinsmann, quien dejó el conjunto del 'Tío Sam' en terapia intensiva tras sus fracasos en los dos primeros juegos del hexagonal final de la Concacaf a Rusia-2018.
Negado a rectificar sus esquemas, lo que le valió las críticas de referentes del equipo como Michael Bradley y Clint Dempsey, y empeñado en armar su fútbol a base de jugadores foráneos, sobre todo de la Bundesliga alemana, Klinsmann transcurrió el último tramo desde el Mundial de Brasil-2014 caminando sobre carbones ardientes.
Para muchos críticos, el DT alemán debió haber salido del cargo después de la Copa Oro 2015.
En un país como Estados Unidos, donde las decisiones de fútbol se toman con la cabeza fría y no con el corazón, la abrupta salida de Klinsmann deja entrever que detrás de esa decisión hay algo más que las dos derrotas iniciales en el Hexagonal de Concacaf.
"Hemos tomado la difícil decisión de separarnos de Jürgen Klinsmann, nuestro entrenador y director técnico nacional", dijo la Federación de Fútbol de Estados Unidos (US Soccer) en un comunicado al anunciar el despido del entrenador.
Empero, al parecer, el detonante para tan fulminante despido fueron las dos últimas derrotas en el Hexagonal, sobre todo la goleada 4-0 que le dio Costa Rica, además de la que le propinó México en el primer partido por 2-1.
- La era Klinsmann -
Cuando designaron a Klinsmann al frente del seleccionado estadounidense, tras la salida por puerta trasera del antecesor Bob Bradley, algunos críticos señalaron su descontento al considerar que el alemán, aunque llevaba muchos años viviendo en este país, desconocía la idiosincrasia de los jugadores y la esencia de un fútbol de la MLS, que aunque de discreto nivel técnico, apuntaba a un crecimiento cualitativo en pocos años.
Su exigencia en los entrenamientos, que incluyó hasta la dieta de los jugadores y el llamado a elementos desconocidos hasta entonces, pero de buen desempeño en ligas europeas, benefició a un seleccionado que había perdido el rumbo en los últimos años de sequía de Bradley.
Pero el hecho de no asegurar a nadie una plaza, ni siquiera a los estelares que debían conformar la columna central del equipo, creó las primeras desavenencias internas.
La catarsis emocional pudo haber sido la eliminación del referente Landon Donovan en la selección al Mundial 2014.
Bradley, Dempsey, y muchos pesos pesados dentro de la federación estadounidense, incluido Bruce Arena, quien suena para sustituir a Klinsmann, nunca le perdonaron al alemán tamaña falta de respeto al jugador más relevante en la historia del fútbol estadounidense.
- La desgracia toca a su puerta -
Luego de un buen resultado en el Mundial del 2014, donde cayó en octavos de final ante Bélgica (2-1) y un honroso cuarto lugar en la Copa América Centenario-2016, la desgracia tocó a su puerta con las dos derrotas seguidas en el Hexagonal.
Primero cayó ante México por 2-1 y pocos días después sufre la peor derrota desde 1957 en un clasificatorio, ante Costa Rica, que goleó al 'Tío Sam' 4-0.
A partir de entonces, el técnico alemán quedó en la picota al dejar el equipo en capilla ardiente rumbo al Mundial de Rusia-2018, ya que ocupa el último lugar en las eliminatorias de la Concacaf sin puntos.
Su tendencia a cambiar esquemas tácticos en medio del partido tiene confundidos a sus jugadores.
Al terminar el encuentro contra Costa Rica en San José, algunos jugadores estadounidenses manifestaron su descontento, pero fue el centrocampista Brian McBride quien le puso voz colectiva a las inquietudes.
"¿Ha perdido el vestuario? ¿Los jugadores quieren jugar para él?", se preguntó McBride ante la prensa.
"Después del partido, me hice muchas preguntas, hay necesidad de una seria conversación sobre su futuro", agregó el jugador.
Al parecer, eso fue la gota que rebasó la copa al indicar claramente el disgusto en las filas del seleccionado de las 'barras y las estrellas'.
FUENTE: AFP