KEY BISCAYNE, Florida, EE.UU. (AP) — Garbiñe Muguruza es una joven promesa a la que se la augura un gran futuro en el tenis. Pero a la hispano-venezolana no se le están subiendo los humos.
Aunque la asedian desde ambos bandos, asegura que aún no siente apuro para decidir si jugará con España— el país donde vive con su madre y en el que se entrena desde hace 14 años— o a Venezuela, donde nació y donde viven su padre y sus hermanos.
"Me siento muy de las dos partes y tengo la familia muy repartida en ambos sitios... Todavía no sé por dónde decantarme y como es una decisión que va a marcar mucho mi carrera tenística digo bueno, como tengo tanto tiempo la decidiré cuando sepa que es la (decisión) buena y que no me arrepentiré. De momento este año no creo que vaya a decidir", aseguró.
Su meta a corto plazo es afianzarse en el circuito y ganar solidez.
"Mi objetivo es sobre todo tener buen físico, estar saludable, que no me duela la rodilla, el tobillo, todas esas cosas, que es lo que siempre me hace parar", expresó la joven de 20 años en una entrevista con The Associated Press.
"Este año por fin tengo esa oportunidad de ver hasta dónde puedo llegar, porque el año pasado estuve parada. Es como una especie de objetivo, a ver qué consigo", dijo con un acento completamente español.
Muguruza estuvo lesionada en uno de sus tobillos los últimos seis meses del 2013.
Pero reapareció con todo en el 2014: consiguió su primer título de la WTA en Hobart. Fue la sensación del Abierto de Australia al superar en octavos de final a la danesa Caroline Wozniacki y perdió ante la polaca Agnieszka Radwansla en cuartos. También alcanzó a la final del torneo de Florianápolis.
Cerró 2013 en el puesto 64 del ranking mundial y ahora está 34. El viernes debutará en el Abierto de Miami, a donde llega tras despedirse a las primeras de cambio en Indian Wells, al caer ante la rusa Alisa Kleybanova.
La joven de imponente figura con poco más de 1,80 metro de altura confía en su fortaleza física y la considera una ventaja, pero sabe que por ahora una de sus mayores debilidades está en su control mental.
Para mejorarlo acude a una psicóloga de Barcelona, donde vive cuando no está de viaje por torneos, habla mucho con su familia y sobre todo con su entrenador, Alejo Mancisido.
"Tengo que mejorar en muchos aspectos. Todavía soy muy joven en este mundo, me falta experiencia y creo que en algunos momentos eso es lo que marca la diferencia. Me falta un poco estar un poquito más sólida, más tranquila, más madura. (En la parte mental) estoy aún un poquito más verde que otras jugadoras que llevan muchísimo más tiempo en el circuito, entonces es una parte que tengo que mejorar", admite Muguruza.
El Sony Open, uno de los torneos preferidos de los tenistas y aficionados hispanos, le sienta bien desde que vino por primera vez en el 2012.
"Miami es uno de mis torneos favoritos. Siempre que vengo juego muy bien porque me encanta este sitio y me siento súper confortable aquí", dijo sin revelar cuáles son sus expectativas.
El viernes se enfrenta a la croata Ajla Tomljanovic, la 69 del mundo.
Cuenta que los seis meses que estuvo inactiva el año pasado por lesión fueron desesperantes, al punto de que luego de un mes comenzó a practicar sentada en una silla.
"Poco a poco me puse una silla más alta, más alta, un poquito más alta, hasta que estaba de pie... me tiraban las pelotas con mano", relató Muguruza, con una amplia sonrisa entre sus labios.
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FUENTE: GISELA SALOMÓN (Associated Press)