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Un año después del escándalo, Woods intenta seguir adelante

MELBOURNE, Australia (AP). El sedán oscuro dio marcha atrás cerca de la casa club del Masters de Australia, con el maletero abierto y a la espera de llevar a Tiger Woods al aeropuerto.

Detrás del auto estaba un amigo que aún se debate entre tenerle lealtad al golfista o a su ex esposa.

Ambos hombres se aproximaron, lentamente al principio, para después darse un abrazo y hablar en voz baja.

Woods considera que finalmente está listo para avanzar después de un año de autodestrucción que le costó su matrimonio, su magia, millones de dólares en patrocinios y, finalmente, su primer lugar en la clasificación mundial.

Lo que le queda por hacer es reparar algunas de sus relaciones humanas, además de su desempeño en el golf.

Y ya está cerca el Dí­a de Acción de Gracias.

"Creo que va a ser maravilloso", afirmó Woods en una entrevista con The Associated Press. "Voy a estar con mi familia, mi madre va a estar allí­. Vamos a tener un maravilloso Dí­a de Acción de Gracias. Le he dado la vuelta a la esquina, he pasado la página y ya es tiempo de avanzar".

Y no se estaba haciendo el desentendido.

Woods está al tanto de que el público podrí­a relacionarlo para siempre y al Dí­a de Acción de Gracias con quizás uno de los derrumbes más estrepitosos en la historia de los deportes.

Todo comenzó cuando el diario sensacionalista National Enquirer publicó una historia sobre un amorí­o que tuvo con una mesera de un club nocturno. Después ocurrió el aún misterioso accidente del 27 de noviembre, cuando pasó su camioneta por encima de un hidrante y chocó contra un árbol ubicado después de la entrada de su casa.

En la llamada al número de emergencias 911 se escuchó la voz de su madre que gritaba: "¿qué ocurrió?"

Un año más tarde, esa pregunta aún sigue pendiente de respuesta.

Nadie sabí­a mucho sobre la vida de Woods excepto que dominó el golf profesional como nadie lo habí­a hecho antes. Sin embargo, en sólo unas semanas eso cambió.

Fue descubierto en una sorprendente cadena de infidelidades, y cada indiscreción se esparció entre el público en mensajes telefónicos, revistas de celebridades, llamadas a programas televisivos e incluso una serie de textos enviados por teléfono celular con mensajes de tono sexual que fueron difundidos en un portal de internet de una estrella de pelí­culas porno.

Woods ya aparecí­a en forma usual en el National Enquirer, y seguí­a estando en las portadas de medios de comunicación de todo el mundo mucho después de que la temporada de golf hubiera concluido.

Habí­a pasado 14 años cultivando cuidadosamente una imagen impecable que lo llevó a ganarse la fama internacional. Y de la noche a la mañana pasó de ser elogiado y reverenciado mundialmente a convertirse en objeto de ridí­culo absoluto.

"Eso está bien, totalmente bien", dijo Woods en Australia, inclinándose hacia adelante en un sofá de piel, con los codos apoyados en las rodillas. "Cometí­ una serie de errores. La gente puede verlos como algo que no se debe hacer, y si deciden mofarse de ello, está bien. No puedo controlar eso (la reacción). Todo lo que sé es que sólo puedo controlarme a mí­ mismo".

"Y en ese momento de mi vida, ni siquiera podí­a hacer eso", agregó.

En una cena de gala en el Crowns Tower, el mismo hotel donde fue observada la mesera del club nocturno un año antes, Woods compartió el escenario con Shane Warne, conocido como el Tiger Woods del cricket australiano, dentro y fuera del campo.

Warne se forjó una leyenda como un despiadado jugador de cricket... y como un mujeriego.

"Creo que tenemos algunas cosas en común", dijo Warne con una sonrisa, haciendo una pausa para darle más efecto a su frase. "También amo el golf".

Woods exhibió una sonrisa relajada, rompiendo así­ la breve tensión que se acumuló en el salón, y los asistentes rápidamente soltaron una carcajada. Fue la primera vez que el golfista rió en público en torno a ese episodio vergonzoso de su vida, tal vez una señal de que definitivamente ya dejó atrás ese episodio.

¿Y en el golf? Bueno, allí­ todaví­a no.

Con dos eagles en los últimos cuatro hoyos del Masters de Australia, al menos consiguió el cuarto lugar, un resultado más o menos aceptable en un año fatí­dico. Por primera vez en su carrera, Woods no ganó un solo trofeo en la campaña y, en vez de ello, tuvo su mayor acumulación de golpes luego de 36 hoyos al no superar el corte en Quail Hollow, y su peor resultado en 72 hoyos cuando casi terminó en último lugar en el Torneo Firestone.

De muchas maneras, ha sido un año que nadie pudo haber anticipado.

"Frenético es una palabra que se me viene a la mente", dijo Mark Steinberg, su representante con la IMG.

FUENTE: Agencia AP

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