Un 17 de septiembre del año 2000, un niño llamado Lionel Messi aterrizaba en Barcelona procedente de Rosario. El motivo, una prueba con el FC Barcelona.
La demora de la incorporación de Messi estuvo cerca de propiciar que el jugador y su familia regresaran a Argentina. De hecho, creció la desconfianza entre ambas partes durante algunas semanas. Al final, por su propia suerte, el Barça hizo lo que tenía que hacer y ató al futbolista.
Hoy, 21 años después, Messi ha logrado mucho más de lo que ni él mismo podía imaginar. Su legado quedará marcado en el fútbol mundial como una historia irrepetible.
Nadie en el mundo del fútbol podía imaginar que un chico de 13 años, introvertido y recién llegado a la capital catalana podía cambiar la historia, no solo del Barça, del fútbol mundial. Aquel chico dejaba su familia, amigos y a un país para emprender un sueño que finalmente a sobrepasado cualquier expectativa de los aficionados que lo vieron crecer en la Masía. Debutó en la inauguración del Estadio Do Dragao ante el Porto en 2004, marcó su primer gol frente al Albacete en Liga a hombros de Ronaldinho y su primer hat-trick fue en un clásico con 19 años. Lo demás es historia.