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Clásico: Cuba ve rota una racha de más de medio siglo

SAN DIEGO (AP). Silenciados en dos ocasiones por la eficacia del pitcheo japonés, Cuba se despidió el Clásico Mundial masticando el amargo sabor de la derrota, uno que no habí­a experimentado tan temprano en una cita internacional de envergadura.

Por primera vez desde 1951, Cuba no logró pasar a la fase final de un torneo grabde. La isla alcanzó la final en 40 ocasiones seguidas en la Copa del Mundo, la Copa Intercontinental, los Juegos Olí­mpicos y el primer Clásico.

Pero volvieron a chocar con el muro de Japón, el oponente asiático que hace tres les superó en la final del Clásico y en el mismo diamante del Petco Park de San Diego.

La alucinante racha estableció a Cuba como la potencia indiscutida de la pelota internacional, el equipo al cual todos temí­an. Pero esa etiqueta se encuentra ahora en entredicho.

Cuba se metió a la segunda ronda en forma invicta gracias al despliegue de sus bates, pero tuvo la pólvora mojada cada vez que vio a un pitcher japonés en el montí­culo. Primero fue Daisuke Matsuzaka y luego su colega abridor Hisashi Iwakuma.

Endosaron blanqueadas 6-0 y 5-0 ante Japón para quedar fuera de las semifinales.

Luego de anotar 29 carreras en la primera ronda ante Sudáfrica, México y Australia y agregar siete más ante los mexicanos en la segunda, los cubanos no fueron capaces de hacer una sola ante los japoneses.

El miércoles, Iwakuma no dio libertadas, de la misma forma que Matsuzaka hizo el domingo. Iwakuma diseminó cinco hits en seis entradas y esos imparables tuvieron la caracterí­stica de producirlos cuando habí­an dos outs. Tampoco pudieron con el relevista Toshiya Sugiuchi, quien retiró en fila a los últimos nueve bateadores.

¿Qué pasó? Pues la culpabilidad se centra en la desesperación a la hora de dar el hit oportuno.

"Fueron mucho mejores que nosotros y merecí­an la victoria", dijo el manager cubano Higinio Vélez sobre Japón. "Ellos merecen ir a las finales, lo único que nos queda es continuar peleando por nuestro béisbol".

También incidió el costoso error de Yoennis Céspedes en el partido del miércoles, al fildear mal un elevado en el jardí­n central. El error abrió la puerta a dos carreras asiáticas en la cuarta y los cubanos jamás se recuperaron aní­micamente para remontar.

Japón fue simplemente superior.

Los cubanos comenzaron ganando en México. Primero masacraron 8-1 a Sudáfrica, luego sufrieron para vencer 5-4 a Australia y noquearon 16-4 a los mexicanos, que en la segunda ronda volvieron a ser sus clientes y cayeron 7-4.

Con Japón, la historia fue distinta. El estilo oriental de menos tablazos de poder (la abrumadora mayorí­a de sus hits han sido sencillos), mayor velocidad en los senderos y su agresividad resultaron ser demasiado para Cuba.

"Fue un partido que deja un sabor muy especial, sobre todo porque no tení­amos otra alternativa que ganar", declaró el manager cubano Tatsunori Hara. "El significado es enorme, para el equipo y para todo el béisbol japonés".

FUENTE: Agencia AP