La inflamación cardíaca es inusual en deportistas profesionales que han sufrido COVID-19 leve y en la mayoría de los casos no es necesario retirarlos de la competencia, indica un estudio realizado por las ligas profesionales.
La investigación abarcó a deportistas profesionales de fútbol americano, hockey, fútbol, béisbol y básquet tanto masculino como femeninos. Todos dieron positivo para COVID-19 antes de octubre y se los sometió a exámenes cardíacos, casi 800 en total. Ninguno tuvo COVID-19 grave y el 40% exhibió pocos o ningún síntoma, como cabría esperar en deportistas de elite sanos con una edad promedio de 25 años. El COVID grave es más común en personas mayores y las que padecen trastornos crónicos.
Casi el 4% dio resultados anormales en exámenes cardíacos después de sanar, pero los exámenes posteriores de resonancia magnética hallaron inflamación en menos del 1%. Estos cinco deportistas tuvieron síntomas de COVID-19. No se sabe si fue el coronavirus el que provocó sus trastornos cardíacos, pero los investigadores piensan que es probable.
Estuvieron sin jugar durante tres meses y regresaron sin problemas, dijo el doctor Matthew Martinez, del Centro Médico Morristown de Nueva Jersey, el autor principal del estudio y cardiólogo del equipo de fútbol americano Jets de Nueva York.
Dos estudios más pequeños realizados anteriormente en deportistas universitarios al recuperarse del virus indicaron que la inflamación cardíaca sería más común. Es un problema crucial para los deportistas, que cuando juegan someten su corazón a un esfuerzo mayor, y se ha vinculado la inflamación cardíaca no detectada con la muerte repentina.
Si el COVID-19 leve puede causar lesiones cardíacas “es la pregunta del millón de dólares”, dijo el doctor Richard Kovacs, cofundador del Consejo de Deportes y Ejercicio del Colegio de Cardiólogos estadounidense. Y si los síntomas graves de COVID-19 acrecientan las probabilidades de sufrir lesiones cardíacas pasajeras o graves es parte del enigma”.
Kovacs dijo que el estudio tiene varias deficiencias. Los tests se realizaron en centros afiliados a los equipos o seleccionados por ellos, y la interpretación de los resultados estuvo a cargo de cardiólogos afiliados a los equipos, lo cual incrementa la posibilidad de falta de objetividad. Una investigación más rigurosa hubiera realizado los tests estandarizados en un lugar central y la interpretación hubiese estado a cargo de especialistas más objetivos.
Además, a muchos de los deportistas no se les habían realizado pruebas de imagen anteriores con las cuales comparar los resultados, de manera que no se puede saber con certeza si las anormalidades halladas durante el estudio se debían al virus.
FUENTE: AP