Convertido en la perla que más brilla de la nueva generación de ciclistas españoles luego de su segundo puesto en la pasada Vuelta a España, el mallorquín Enric Mas desembarca por primera vez en el Tour de Francia con ganas de hacer ruido y de habituarse rápidamente a unas carreteras en las que está llamado a pelear a medio y largo plazo.
Su inesperada y estelar aparición renovó las esperanzas de la afición española de volver a ver a uno de los suyos triunfando en las pruebas más prestigiosas.
Su carácter valiente y aguerrido en las montañas, siempre con un ataque en mente y con las piernas rápidas a la hora de responder a las tentativas de los rivales, encandiló a los espectadores, quienes no tardaron en ver en él al heredero del ya retirado Alberto Contador.
"La gente dice que nos parecemos, nosotros sabemos que tenemos algún parecido encima de la bicicleta pero cada uno es diferente", dijo en una entrevista en Eurosport a principios de año. "Yo soy Enric Mas, no Alberto".
Mas, como el dos veces ganador del Tour, es un gran escalador, y está mejorando sus prestaciones en el tradicional talón de Aquiles de los que se desenvuelven bien en las ascensiones: la contrarreloj. Como ejemplo, su desempeño en la crono cántabra de la última ronda española, en la que marcó el sexto mejor tiempo.
- ¿Le conviene el Quick Step? -
El potencial del mallorquín le convierte en uno de los nombres fijos en todas las agendas de los directores de equipo, y la prensa española ha mencionado varias veces el interés del conjunto Movistar por llevarse al corredor del Deceuninck-Quick Step, la formación en la que aterrizó Mas en 2017 procedente del Klein Constantia, que hacía las veces de filial.
La escuadra belga es una de las más exitosas del pelotón y centra sus esfuerzos sobre todo en las clásicas de un día y en las victorias de etapa en las grandes vueltas, con corredores de la talla del francés Julian Alaphilippe, el italiano Elia Viviani o el veterano belga Philippe Gilbert. En 2018 el equipo se proclamó campeón de la clasificación mundial por primera vez en su historia.
A las competiciones de tres semanas suelen llevar corredores que ayuden a sus primeros espadas a embolsarse el mayor número posible de etapas, generalmente las disputadas al esprint, por lo que muchos han puesto en duda que el Deceuninck-Quick Step sea el equipo idóneo para Mas en su pelea en las alturas de las clasificaciones generales.
El español, sin embargo, no ha mostrado públicamente su deseo de abandonar los colores con los que se formó.
"Estoy muy a gusto aquí", aseguró el pasado enero en Eurosport. "La verdad es que un chico de 24 años lo que necesita es, los primeros ocho o nueve días del Tour, en días de llano y de abanicos, estar con un equipo bueno y este equipo lo tenemos, así que por ahora estoy muy bien aquí y no quiero cambiar", explicó.
- La nueva esperanza -
El mallorquín, aparecido justo cuando no se adivinaba a nadie tomando el testigo de la exitosa generación anterior, es la promesa más interesante del ciclismo español.
Retirados Contador y Joaquim 'Purito' Rodríguez -dos protagonistas habituales en las grandes vueltas y en muchas clásicas- y con el flamante campeón del mundo, Alejandro Valverde, enfilando su despedida, los seguidores españoles temían por el futuro hasta la llegada de Mas.
En 2019 sus actuaciones no han sido espectaculares, con un 4º puesto en la Vuelta al Algarve como mejor resultado.
Pero su estreno en la 'Grande Boucle' es toda una declaración de intenciones de querer continuar con el legado de sus predecesores, para pasar de promesa a estrella.
FUENTE: AFP