LIMA (AP) — El no estar pegado al celular todo el tiempo puede mejorar las relaciones familiares. A dos voleibolistas argentinos, moderar el uso del teléfono les ayudó también a la obtención de una medalla en los Juegos Panamericanos.
Los argentinos Julián Azaad y Nicolás Capogrosso se impusieron en dos sets a los canadienses Aaron Nusbaum y Michael Platinga, y obtuvieron la medalla de bronce en el voleibol de playa.
“Un sueño, un sueño cumplido, fue una competencia muy dura, muy larga para nosotros”, expresó Azaad, quien jugó en sus primeros Juegos Panamericanos. “Venimos pensando en Lima hace muchísimo tiempo. Alegría por el nivel de juego que alcanzamos”.
El deportista de 28 años, nacido en la provincia nororiental de Entre Ríos contó que él y su compañero de dupla buscaron concentrarse al máximo en busca de lo que terminó siendo apenas la segunda presea panamericana para Argentina en este deporte en la historia. Se sumó a otro bronce, obtenido por Santiago Etchegaray y Pablo Suárez en Guadalajara 2011.
“Lo viví muy concentrado, el deseo por la medalla era muy grande. La verdad es que yo traté, tratamos, de estar lo más concentrados posible, alejados bastante del celular en los últimos días”, dijo Azaad. “Estuve enfocado en todo lo deportivo, en hacer las cosas perfecto, Si ganaba la medalla iba a ser felicidad”.
Y Azaad no se guardó el júbilo. Tras ganar el punto definitivo, corrió a un costado de la cancha, saltó la valla que delimita el graderío y subió a toda prisa por los escalones, para abrazar a sus padres.
“Fui a saludar a mis papás que estaban en la tribuna. Fue lo primero que me nació... los padres son nuestros referentes, que hace que uno tome decisiones que terminan hoy de decantar una medalla panamericana”, relató. “Era sentimiento puro, la adrenalina del festejo es indescriptible, no hay manera de describirlo y compartirlo con ellos fue increíble. Soy cabeza dura, de autoexigirme muchísimo, pero cuando pica la pelota se afloja muchísimo la presión y es momento de disfrutar”.
Evidentemente, los padres, Carina Albornoz y Mario Azaad, disfrutaron también
“Uno comparte alegrías y tristezas, las tristezas por ahí hay que remarlas, y las alegrías hay que disfrutarlas en familia sobre todo, porque me imagino que no sólo nosotros somos parte de este festejo sino también seguramente nuestro hijo, nuestro nieto, nuestras nueras que quedaron en Tres Ríos”, comentó Mario Azaad. “Ellos también forman parte de este no digo triunfo sino logro de Julián”.
Un triunfo mayor, el pase a la final, estuvo al alcance de la mano la víspera, pero Argentina cayó ante México tras un desempate en el segundo parcial.
“Ayer teníamos un partido que habíamos ganado tranquilos el primer set. En el segundo se nos complicó, y en el ‘tiebreak’ es un sufrimiento”, dijo el entrenador de la dupla argentina José Luis Barrionuevo.
El bronce del martes requirió menos angustia. Argentina resolvió el duelo en 37 minutos y salió victoriosa por 21-17, 21-18.
Capogrosso dijo que no es el celular el que lo aleja de su familia, sino la propia práctica de su deporte.
“Esto es un premio a todo el sacrificio y el esfuerzo que venimos haciendo... Lo logramos, no lo puedo creer, hay muchas cosas detrás, muchos entrenamientos, muchos esfuerzos, muchos cumpleaños perdidos, muchos asados que no fuimos”.
Y se mostró feliz por dedicarle la presea a su madre, justo en el día de su cumpleaños y un día después de que intercambiaron mensajes tras la amarga derrota ante la dupla mexicana.
“Mi vieja ayer me escribió, me preguntó cómo estaba. Le dije ‘bien má, me voy a recuperar y te voy a hacer un buen regalo de cumpleaños y éste es el regalo, se lo dije”.
Más tarde, las mujeres definirán el color de otra medalla para Argentina en el voleibol de playa. Se medían con Estados Unidos en la final.
FUENTE: LUIS ANDRÉS HENAO